ENERO… CALENDARIO Y ORDEN
Nuestro calendario es el sistema de medición de nuestro tiempo, un sistema que nos genera confianza y orden. Necesitamos agrupar nuestra existencia en números, para sistematizar el curso de nuestra vida, seccionándola en fracciones cronológicamente entendibles. Oficialmente, nos regimos por el Calendario Gregoriano, establecido por el Papa Gregorio XIII; sin embargo, no es el único que hemos usado. Otros calendarios se han establecido según las estaciones, los cambios solares y lunares, incluso se han originado a partir de algún evento importante. El calendario es vital para mantener un registro fiable de las celebraciones, los tiempos de ocio y de trabajo, sin el calendario como apoyo ciertamente nos sentiríamos perdidos.
También es relevante para marcar cada comienzo y cada final en las etapas de nuestras vidas. Estamos tan apegados a la medición de nuestro tiempo que es en el calendario donde encontramos una sensación de control. La división en meses y semanas, días y fechas tienen un valor convencional, al mismo tiempo son de gran valor simbólico para nosotros.
Enero, primer mes del calendario, toma su nombre del dios Jano, patrón de los umbrales y las transiciones; de ahí que sea el primero del ciclo anual que seguimos. Curiosamente, según el hemisferio donde te encuentres, enero es un mes invernal o de verano, ya que es el equivalente estacional de julio en el hemisferio opuesto. Enero es el inicio de proyectos nuevos, también la meta final de los anteriores. Es decir, que inconscientemente determinamos la duración de cada propósito dentro de los meses agrupados de un enero al siguiente.
El tiempo que medimos en el calendario solo es una percepción humana, una expresión de la cultura que nos da confianza. También es un reto a nuestra capacidad para cumplir nuestros propósitos dentro de un plazo determinado, estableciendo una huella permanente en nuestro entorno. Enero es el principio, el fin y el nuevo comienzo de todo.