LO QUE TENEMOS, HACEMOS Y DESTRUIMOS…
![]() |
Imagen tomada de Internet |
Soy una de las numerosas personas en este mundo que han crecido durante una intensa transformación cultural. Un camino entre antiguas costumbres y las ideas filosóficas de avanzada. Nacida a inicios del último cuarto del siglo XX, he tenido la aterradora experiencia de vivir en dos siglos. Dos periodos completamente diferentes donde todo lo conocido es al mismo tiempo desconocido, desconcertante, lleno de teorías y avances en cada campo conocido o desconocido por igual. Hablamos entonces de aceptación, apertura, comunicación, justificando del mismo modo el libertinaje, la enajenación y la brutalidad que de por sí parece arraigada en nosotros.
¿Somos hijos de la violencia? ¿Es por ello que no podemos hacer nada por evitarla a pesar de los siglos de historia transcurrida? …
Actualmente, hay dos guerras fuertemente armadas en movimiento, pero también hay otros focos de muerte en otras partes, son mucho más pequeños, menos difundidos por los medios noticiosos, pero ahí están. La guerra y la miseria que esta trae parece ser nuestra herencia más importante, es general, universal, lo ha sido desde que dominamos el entorno. Toda nuestra evolución no muestra realmente signos de vida, al punto de hacerme pensar que ha nacido muerta, ya extinta desde su misma concepción. Las armas son mucho más mortíferas, la intransigencia más marcada, parece ser el camino que elegimos por imposición genética. Todo lo humano se incrusta agresivamente, el espacio muere, las otras especies también, agonizamos sin darnos cuenta.
Hoy pienso en el futuro de mi descendencia, donde vivirán, como lo harán, en un mundo con menos aire y más químicos. Tengo miedo porque no valoramos lo que tenemos, no nos fijamos en lo que hacemos y destruimos sin pensar el mañana de todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario